martes, 1 de junio de 2010

Traperancheando

Uno de los fines de este Blog, vale aclarar por las dudas, no es sólo comentar, analizar películas, y fomentar cinéfilos, sino entrar un poco en el mundo de los Directores de Cine y conocer a aquellos que están detrás de las películas. Tratar de no quedarnos en el nombre propio del realizador, sino adentrarnos en su historia, su ojo, su manera de hacer cine, su pasado, y su filmografía. Creo que es una manera de ver cine que no nos hace olvidarnos tan fácilmente de las películas; por el contrario, nos hace sentirnos más parte de la cinta.


Esta aclaración viene a colación de que estoy a punto de faltar a los mandamientos del Blog, comentaré Carancho, pero sin haber visto otra película completa de Pablo Trapero, como Mundo Grúa, El Bonaerense y Leonera. Cuenta pendiente y tarea para el hogar.


Aquí va, algunos dicen que la denominación Carancho fue una invención de Trapero para hacer referencia a aquellas personas que estafan y lucran con la necesidad de los más débiles. Para otros, es una palabra que ya se utilizaba. En este caso, se trata de Sosa, un abogado especialista en accidentes de tránsito que tiene montado un estudio turbio de casos viales siempre en la búsqueda de nuevas historias de gente sin recursos para “ayudarlos”. Se trata de una película que roza lo documental de denuncia por el realismo en la actuación de los personajes (destacable la interpretación de Luján), los escenarios (su oeste oriundo), la cámara en mano y el tema en cuestión ya planteado.


La relación de cada Director con los actores es un tema aparte. Algunos prefieren señalar hasta el mínimo detalle y no dejar nada al azar. Pero Trapero parece no pertenecer a este grupo. “Pablo tiene un plan, pero hay una parte lúdica que él no cerró, y eso es muy bueno”, explicó Darín en una entrevista. Ese estilo muy a lo David Lynch o en el extremo a lo Dogma 95, en el cual muchas veces los actores no sabían cuando se los estaba filmando ya que debían interpretar el rol continuamente, habla también de cómo es el director.


Cerrando el escueto análisis, para no aburrir, si hablando de emociones se trata, las sensaciones están a flor de piel: correrán gotas de sudor por la nuca y se escapará alguna que otra gotita esbozo de lágrima que transforman a la peli en un romántico policial del Nuevo Cine Argentino.


Por Agustina Grasso