lunes, 4 de octubre de 2010

Vamos a ver cómo es el reino del revés…

Lo triste es que no se trata de un mundo de fantasías para niños, sino de El Rati Horrow Show que muestra la realidad del mundo de los adultos: jueces aliados con la mafia policial, testigos comprados, medios que no investigan demasiado, y culpables inocentes. Se centra en el caso de Fernando Ariel Carrera, un hombre condenado injustamente a treinta años de cárcel. La historia se hizo conocida de manera mediática como “la masacre de Pompeya”.

Un documental para coleccionar junto con Fuerza Aérea Sociedad Anónima y Whisky, Romeo y Zulú porque brinda tanta información que es para verlo varias veces. Pero esta vez Piñeyro se aleja un poco de su temática volátil para dedicarse a una más terrestre, que eso no quita que se desvíe de su rol de revelador de datos que no todos manejan y de atar cabos. Además esta película tiene un método narrativo muy interesante ya que intenta ser como el backstage de la verdadera película, como si los espectadores fueran testigos de sus conjeturas y descubrimientos, característica que hace sentir al público como un aliado del piloto cineasta.

Pero el Director no estuvo solo, detrás de este film hubo un equipo de investigación que vino siguiendo el caso desde el 2005, que fue cuando ocurrió el hecho policial. “Durante y después de la producción no nos pasó nada. A veces te agarra temor respecto a quien te enfrentás. Pero creo que termina siendo un arma de doble filo si nos hacen algo”, le comentó a El Club de la Serpiente Pablo Galfré, realizador de gran parte de la investigación periodística, de quien surgió la idea original de la película y se la acercó a Piñeyro.

A pesar de que la película no se esté proyectando en muchas salas del país, Galfré agregó: “ojalá que se convierta en una peli de culto, la vamos a subir a Internet. Nuestra finalidad es que Fernando quedé en libertad. Tenemos la esperanza de que el caso se resuelva de manera justa. Ahora el fallo está en manos de Zaffaroni, quien se reunió con la gente que hizo la película”. Lo interesante de este dato es analizar ¿cuál es el límite del cine documental? Daniel Santoro, periodista de investigación, plantea que el rol del investigador no es ni el de abogado, ni juez. Por lo cual, la película está hecha, la investigación planteada y las pruebas sobre la pantalla. Ahora las piezas deberían seguirse moviendo por si mismas o quizás el mundo del revés siga igual: con policías que en vez de cuidar, manden a jóvenes a delinquir y magistrados que en vez de enjuiciarlos, los apañen. La pregunta queda abierta: ¿Cuál es la salida cuando el sistema se alimenta de estos mecanismos? Tal vez con hacer este tipo de películas, se empieza…

Por Agustina Grasso

Algunos cines donde la pasan… (Cada vez quedan menos…)

HOYTS ABASTO
VILLAGE (Rosario)
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CINECENTER (San Luis)
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