
Se podría decir que en este caso los actores de este rito representan a una clase social empobrecida y hasta a una minoría discriminada, con todos sus errores, contra una clase burguesa con costumbres y normas muy afianzadas. Lejos quedan los estereotipos bien marcados que tienen que ver con nivel de vida de cada persona. Existen zonas difusas que por momentos muestran comprensión entre las distintas formas de vida y, por otro lado, aberración y desprecio.
La brutalidad del film juega mucho con las emociones fuertes y primitivas. Al igual que la mayoría de los productos de su director, el francés Claude Chabrol, uno de los exponentes de
Algunos lo llaman el “Hitchcock francés” por la mezcla de misterio y crimen en sus trabajos. Además de los análisis psicológicos en los cuales somete a cada personaje, más allá de la acción en si y sin dejar de lado su contexto.
“La ceremonia” marca una ruptura no sólo a nivel estético, con escenas como la de una cena en familia en la cual no se muestran los rostros de las personas sino solo sus platos mientras conversan; sino a nivel narrativo en cuanto al argumento en si. La obra podría verse como la creación de una mente retorcida, pero no es más que una crítica sagaz e irónica de la situación social de clases. Algunos críticos la han definido como “la última película marxista”.
Esta adaptación de 1995 de la novela de Ruth Rendell es una muestra más de que el cine puede pensarse de otra manera.
Por Agustina Grasso