
No sólo el director Darren Aronofsky entregó todo para hacer este drama psicológico. Sino que Natalie Portman debió trabajar mucho para convertirse en
la perturbada bailarina. Entrenó al menos cinco horas por día durante más de un año con Mary Helen Bowers, una antigua bailarina del City Ballet de Carolina del Norte. A menudo comenzaban a las 5 de la mañana y realizaban ejercicios de barra y demás, mientras filmaba otras películas. Se acercó lo más posible a ser una bailarina profesional para ser Nina, primera danzarina de una compañía muy importante que es elegida para interpretar una nueva versión de un clásico: El lago de los cisnes. Sobre el escenario debía interpretar la mutación del puro cisne blanco al desquiciado y malvado cisne negro. Se la observa con los típicos planos de Aronofsky de cámara en mano, movimientos continuos y planos detalle de pies, manos, sangre, ojos, baile, danza, competencia, madre, envidia, perfección, lastimaduras, caídas, besos, manos, sombras que te hacen sentir parte del largometraje. No hay minuto para respirar. La tensión con la que uno está en la butaca es parte de todo el film. Ahora los dejo porque me duelen las manos, sigo viendo sombras y hay plumas por doquier.
“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.
(Extracto de la obra La metamorfosis, Franz Kafka, 1915)
Por Agustina Grasso
2 comentarios:
Fulminante.
Gracias por el comentario! Muy bien que estuvo atento a los comentarios! Próximamente otro post!
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